NUESTRO MUNDO EMOCIONAL

Nuestras emociones son un agente poderoso para el cambio.

Usadas constructivamente pueden impulsarnos a crear cambios beneficiosos en nuestras vidas, que a su vez repercutan positivamente en nuestra calidad de vida, y en hacer realidad la vida que deseamos vivir.

Podemos considerar a las emociones el combustible, y a la mente el piloto de nuestra personalidad. Empleando ambas inteligentemente, podemos dirigir el vehículo que es nuestro cuerpo para conducirnos hacia el éxito.

La persona que se siente disgustada ha alcanzado un punto en el que no hay vuelta atrás. Su tolerancia alcanzó el límite, y no se contenta con algo menos que un cambio, un cambio para mejor.

Deberíamos aprovechar el disgusto de manera productiva cuando llegamos al punto en el que sentimos que "¡Ya es suficiente!", y entonces decidimos que queremos un estilo de vida más gratificante.

Generalmente esperamos a que la vida nos empuje contra la pared para tomar decisiones. Y una vez que alcanzamos este punto, nos toca manejar las emociones contrastantes relacionadas con la toma de decisiones.

Este punto equivale a encontrarse con un distribuidor en una autopista, podemos tener uno, dos tres o hasta cuatro o más diferentes caminos para escoger. De allí lo complejo del proceso de toma de decisiones, y la cantidad de emociones potencialmente conflictivas que nos toca manejar.

Desde el punto de vista de las emociones, tomar decisiones que involucran cambios en nuestras vidas puede ser parecido a una lucha interior por la supremacía de nuestra mente. Y las decisiones resultantes, tímidas o arriesgadas, maduradas o impulsivas, pueden establecer el curso de acción, o cegarlo.

En el proceso de toma de decisiones, lo importante es aventurarnos por algunas de las opciones que se nos presentan disponibles. Es mucho mejor tomar una mala decisión ahora que puede mejorarse o corregirse después, que quedarse paralizado en la intersección.

A cada uno de nosotros nos toca, llegado el momento de decidir, confrontar nuestro torbellino de emociones, y sortear nuestros sentimientos para conectarnos con la motivación.

Si erigimos una pared para protegernos, esa misma pared nos alejará de las experiencias enriquecedoras que la vida tiene para ofrecernos. Permita que la vida le toque, el próximo roce puede ser el que le estimule a cambiar su vida para mejor, tomando una resolución.

Al canalizar apropiadamente nuestras energías, nos colocamos en la ventajosa posición de emplearlas para nuestro provecho, explotando su potencial a nuestro favor, mientras avanzamos hacia la vida que deseamos y merecemos vivir.

¡Que Disfrute de sus Emociones!

Fernando Latouche
ferlatouche@hotmail.com
Escritor, Conferencista, autor del libro Retomando Nuestra Esencia

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